November 26, 2003
By
Jan Suszkiw
November 26, 2003
A musty,
"beany" taste has kept consumers from liking soy-based breads.
But chemist-turned-baker Randy Shogren has concocted a new dough
formulation that may change their minds.
Shogren's
bread-making is part of an effort to develop new, value-added
uses for corn, soybeans, wheat and other crops at the
Agricultural Research Service's
National Center for Agricultural Utilization Research in
Peoria,
Ill.
There, Shogren figured out how to use soy flour to enrich the
protein content of bread while minimizing its beany aftertaste,
a feat that's eluded food technologists since the 1970s.
With
technician Elizabeth Krietemeyer's help, Shogren prepared dough
formulations containing five different ratios of defatted soy
flour, whole and white-wheat flour. They added different amounts
of ascorbic acid, sugar, salt, milk, water and vegetable
shortening to the doughs and active dry yeast to leaven them.
After baking the bread, they analyzed the taste and texture,
observing that the yeast, extra sugar and ascorbic acid
significantly reduced the soy's beany aftertaste. The three
ingredients also enabled Shogren to produce loaves containing
30-40 percent soy flour and 112-127 grams of protein, compared
to 65 grams for all-wheat bread.
Trained
panelists at
Kansas State University's
Sensory Analysis Center who evaluated the breads found them
comparable to all-wheat bread. Although the soy-based breads
were slightly more dense, health-conscious consumers aren't
likely to find the texture much different than multi-grain and
other specialty breads, notes Shogren. He and ARS co-authors
Craig Carriere and Abdellatif Mohamed recently published the
results in the Journal of Food Science.
Besides
grocery store shelves, the soy/wheat bread could prove
especially welcome at local food assistance programs. Costing
about 50 cents a loaf, the bread meets recommended daily values
of protein, fat and carbohydrates, according to Shogren. Plus,
it is high in total dietary fiber and heart-healthy compounds
such as isoflavones. The soy/wheat bread is easily prepared with
standard bread-making equipment.
ARS is the
U.S. Department of Agriculture's chief scientific research
agency.
¿Un retorno para el pan a base de soya?
Servicio
Noticiero del Servicio de Investigación Agrícola (ARS siglas en
inglés)
Departamento de Agricultura (USDA siglas en inglés)
Jan Suszkiw, (301) 504-1630,
jsuszkiw@ars.usda.gov
26 de noviembre 2003
Un sabor a
humedad y como habichuelas ha prevenido la aceptación del pan a
base de soya por los consumidores. Pero Randy Shogren, un
químico que es también un panadero, ha desarrollado una
formulación nueva de masa que podría cambiar sus opiniones.
La
producción de pan por Shogren es parte de un esfuerzo en el
Centro Nacional de Investigación Sobre Utilización Agrícola para
desarrollar usos nuevos de más valor para maíz, soya, trigo y
otras cosechas. El centro es mantenido por el Servicio de
Investigación Agrícola (ARS) en Peoria, Illinois. Allá, Shogren
desarrolló un método de utilizar la harina de soya para aumentar
el nivel de proteína en pan mientras reduciendo al mínimo el
resabio como habichuelas.
Con la
ayuda de la técnica Elizabeth Krietemeyer, Shogren preparó
formulaciones de masa que contuvieron cinco proporciones
diferentes de harina de soya sin grasa, harina de trigo entero,
y harina de trigo blanca. Ellos agregaron cantidades diferentes
de ácido ascórbico, azúcar, sal, leche, agua y manteca vegetal a
las masas, así como levadura seca activa para fermentarlas.
Después de hornear el pan, ellos analizaron el sabor y la
textura, y notaron que la levadura, el azúcar y el ácido
ascórbico redujeron el resabio como habichuelas causado por la
soya. Gracias a estos tres ingredientes, el pan horneado por
Shogren pudieron contener de 30 a 40 por ciento harina de soya y
de 112 a 127 gramos de proteína, comparado con 65 gramos en el
pan horneado solamente con harina de trigo.
En el
Centro de Análisis Sensorio de la Universidad Estatal de Kansas,
un grupo de personas con entrenamiento sensorio evaluaron los
panes y los juzgaron como comparable a los panes horneados con
solamente harina de trigo. Aunque los panes a base de soya eran
un poquito más densos, los consumidores que toman conciencia de
la salud probablemente no detectarán mucha diferencia comparado
con los panes con granos múltiples u otros tipos de panes
especiales, según Shogren. Él y sus colegas Craig Carriere y
Abdellatif Mohamed del ARS recientemente publicaron los
resultados en la revista 'Journal of Food Science and
Technology' (Revista de Ciencia y Tecnología Alimenticia).
Además de
los estantes de las abacerías, el pan a base de soya y trigo
podría ser muy bienvenido en los programas locales de asistencia
alimentaria. Cada hogaza de pan cuesta como 50 centavos, y
satisface las cantidades diarias recomendadas de proteína, grasa
y carbohidratos, según Shogren. También, el pan tiene niveles
altos de fibra dietética total y compuestos que son beneficiosos
para el corazón, tales como isoflavones. La preparación del pan
a base de soya y trigo es fácil usando el equipo normal para
hacer pan.
ARS es la
agencia principal de investigaciones científicas del
Departamento de Agricultura de EE.UU. |