Madrid, Spain
October 19, 2006
Dos centros públicos valencianos, el
Instituto de Biología
Molecular y Celular de Plantas (IBMCP) y el
Instituto Valenciano
de Investigaciones Agrarias
(IVIA) mostraron el pasado martes día 17 de octubre los ensayos
que realizan con variedades modificadas genéticamente (MG) de
hortalizas y frutales, tales como cítricos, tomate, pepino,
sandía y melocotón, entre otros, destinadas a mejorar su calidad
de cara al consumidor, protegerlos contra las plagas que los
asolan y tratar de que España mantenga una posición competitiva
en el mercado mundial de estos productos.
El doctor José Pío Beltrán, responsable del
IBMCP, aseguró que los alimentos transgénicos “son los más
seguros de la historia de la humanidad” debido a los controles
que deben superar, y señaló que cerca del 40% de los alimentos
del mercado “se producen vía transgénesis”, como por ejemplo, el
yogur. Explicó que en su instituto desarrollan variedades
transgénicas de plantas de arroz “bomba” para que sean de menor
tamaño, con el objetivo de que “no se echen a perder” por el
azote del viento. Mostró cultivos in vitro y en invernadero de
tomate, melón, sandía, pepino y geranios transgénicos.
Beltrán señaló que en este centro aplican la
ingeniería genética para mejorar las carencias de sabor, aroma,
color y excesiva presencia de semillas en los tomates. Así, han
desarrollado los llamados tomates azules, destinados a fines
terapéuticos como la fabricación de vacunas, y cuya pigmentación
azul sirve para distinguirlos de los tomates destinados al
consumo. Otra aplicación biotecnológica desarrollada en el IBMCP
es la obtención de biocombustibles a través de la
Pawlonia
transgénica, una planta de rápido crecimiento
capaz de producir gran cantidad de biomasa.
En cuanto a las plantas ornamentales, explicó sus
estudios para modificar la planta del ficus y hacer que adquiera
una estructura más compacta. Beltrán añadió que los beneficios
que se pueden conseguir mediante la transformación genética de
todas estas variedades vegetales “están dirigidos al consumidor”
y a la mejora de la producción. Desde el IBMCP lamentan, sin
embargo, que “nadie haga ascos” a una insulina transgénica, pero
que se pongan trabas a las variedades MG en alimentación. En
este sentido, José Pío Beltrán recordó que la Organización
Mundial de la Salud (OMS) asegura que, hasta el momento, no se
han registrado daños en la salud por la ingesta de productos
transgénicos, y alertó del retraso tecnológico de 10 años que se
registra en España en esta materia, frente a otros países que
exportan a la península sus alimentos transgénicos. Por ello, ve
necesario un cambio en la legislación y mayores ayudas
económicas por parte de Europa.
Por su parte, los doctores del IVIA Luis Navarro
y Leandro Peña explicaron los proyectos que este centro
desarrolla con cítricos transgénicos: naranjos dulces,
mandarinos, pomelos, limones y limas, y mostraron los
invernaderos en los que han plantado las variedades destinadas a
la investigación. Dijeron que uno de sus objetivos es la mejora
de la calidad de estos productos de cara al consumidor. De esta
forma, han creado frutas sin semillas, tal y como lo exige el
mercado, destacaron. Además, aseguraron que mediante la
introducción de genes de floración en las variedades mencionadas
se consiguen naranjos que florecen “muy rápidamente”, con lo que
los mercados podrían suministrar fruta madura durante más
tiempo, al reducirse su temporalidad.
Asimismo, sostienen que varios problemas que
asolan a estas frutas, tales como las heladas, la
sobreexposición al sol, la intrusión salina (un problema
típicamente valenciano) y las inundaciones, así como muchas
enfermedades, pueden “solventarse mediante la mejora genética”.
En este sentido, dijeron que el IVIA alberga un banco de
germoplasma con 500 variedades de cítricos libres de patógenos.
Uno de ellos, el virus de la tristeza, de presencia común en
estas plantas, puede ser contrarrestado a base de ingeniería
genética.
Luis Navarro y
Leandro Peña explicaron también sus investigaciones para lograr
plantas de cítricos semi-enanas, con lo que se alcanzaría una
mayor densidad de plantación y un manejo más sencillo por parte
de los agricultores, que se traduciría en una reducción de los
costes. Para terminar, subrayaron la importancia de poder
practicar “evaluaciones en campo” de los cítricos MG con los que
trabajan.
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