Madrid, Spain
November 13, 2008
Source:
Fundación Antama
El euro que se invierte en agricultura es el euro más rentable
en ayuda al desarrollo. Esta ha sido una de las principales
conclusiones a las que se ha llegado hoy en la Jornada
Internacional organizada por ICAM y UNICEF para analizar la
crisis alimentaria mundial y sus posibles soluciones en el
Centro Guadiamar que gestiona ASAJA en Huévar del Aljarafe.
A lo largo de todo el ejercicio de 2007 y gran parte de 2008, el
incremento del precio de las materias primas y los alimentos ha
puesto en serias dificultades a millones de personas en todo el
mundo y ha tenido una incidencia especial sobre los estratos de
población más débiles y desprotegidos. Según los datos de la FAO
el encarecimiento de los alimentos ha provocado que el número de
personas que padece la lacra del hambre se haya incrementado en
más de 75 millones, pasando de 848 a 923 millones en tan sólo un
año. En el caso de la infancia, UNICEF calcula que en 2007, en
los países en vías de desarrollo, había 148 millones de niños y
niñas desnutridos.
El Instituto de Cuestiones Agrarias y Medioambientales (ICAM) y
el Fondo de las Nacionales Unidas para la Infancia (UNICEF), con
el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación (FAO) y la colaboración de la
Fundación Caja Rural del Sur, de la Fundación para la Aplicación
de Nuevas Tecnologías en la Agricultura, el Medio Ambiente y la
Alimentación (Antama) y del Colegio de Ingenieros Agrónomos de
Andalucía Occidental han puesto el acento en la necesidad de
invertir en agricultura para lograr duplicar la producción
alimentaria mundial y cumplir así con los objetivos del milenio.
El desarrollo de la agricultura en todo el mundo es fundamental
para alcanzar los objetivos del milenio, con los que se pretende
reducir a la mitad, de aquí a 2015, la proporción de personas
que vive en condiciones de extrema pobreza y que padece hambre
crónica. Por lo que tal y como se puso de manifiesto en el
encuentro, para alimentar al mundo de mañana no sobra ningún
agricultor, y falta, por el contrario, mucha producción. Para
obtenerla es necesario un cambio radical en el planteamiento de
políticas de agua, regadío y nuevas tecnologías, así como un
giro de las actuales políticas al desarrollo, donde la
agricultura debe pasar a ocupar un lugar prioritario.
El encuentro, con el que se rindió también un homenaje a Alberto
Ballarín, presidente de ICAM y fundador de la ONG Agricultores
Sin Fronteras, se ha estructurado entorno a dos mesas redondaS,
una primera en la que se analizaron las causas de la actual
crisis alimentaria, y una segunda en la que, bajo el epígrafe
“¿Cómo duplicar la oferta alimentaria en 2050?”, se analizó el
papel que la agricultura está llamada a desempeñar como sector
estratégico para dar respuesta a las necesidades alimentarias
del siglo XXI, derivadas del continuo crecimiento de la
población mundial.
La tierra contará con 9.000 millones de habitantes en el 2050, y
para hacer frente a este aumento de la población y al desafío
alimentario resultante, la agricultura tendrá que duplicar su
producción en un periodo de poco más de 40 años. El desarrollo y
la movilización de todas las formas de agricultura, tanto en los
países del norte como en los del sur, son esenciales para
responder a este reto.
Abrió el encuentro Alberto Ballarín, que abogó por el incremento
de las inversiones en infraestructuras en países en vías de
desarrollo como una doble solución a la crisis financiera y
alimentaria y denunció que en toda África hay menos presas que
en España, por lo que un 96% de toda la superficie africana está
en secano, de modo que es imposible que ese continente logre
producir. Ballarín, que opina que el futuro de la alimentación
mundial está en África, recordó que “no existe ningún país en el
que el desarrollo industrial y el desarrollo general no haya
venido precedido por el desarrollo del regadío”. Así, destacó el
regadío y las nuevas tecnologías agrarias (incluida, por
supuesto, la biotecnología) como los dos ingredientes esenciales
para doblar la oferta alimentaria mundial de aquí al 2050.
Por su parte, la directora de Advocacy-Sensibilización del
Comité Español de UNICEF, Amalia Navarro, coincidió con Ballarín
en que en el tercer mundo y especialmente en África, la garantía
de acceso universal al agua, tanto de los agricultores como de
los hogares, es vital, y apostó también por el incremento de la
colaboración entre entidades públicas y privadas, pues cuando se
produce esta colaboración es cuando es posible avanzar y ofrecer
soluciones innovadoras, tal como ha hecho UNICEF con los RUTF,
una pasta nutritiva ideal para combatir problemas graves de
desnutrición infantil en situaciones tremendamente desfavorables
como las que se encuentran en el Cuerno de África.
La Jornada contó también con la intervención del catedrático
Jean Monet de Economía Agraria, asesor de la FAO y exministro de
Agricultura, Jaime Lamo de Espinosa, el jefe de la Oficina de
Información para España de la FAO, Germán Rojas, el ex portavoz
de Agricultura de la Comisión Europea, Gregor Kreuzhuber, el
vicepresidente de la Fundación Antama, Carlos Vicente, el
catedrático de Genética de la Universidad de Córdoba, José
Ignacio Cubero, del presidente de ASAJA Nacional, Pedro Barato y
el subdirector general de Apoyo y Coordinación de la Secretaria
General de Medio Rural del MARM, Antonio Fernández García de
Vinuesa.
La clausura estuvo a cargo del consejero de Agricultura, Martín
Soler, quien indicó que la crisis alimentaria que padecemos es
la peor desde la década de los 70 y destacó el papel que
desempeña la agricultura en la búsqueda de soluciones a los tres
grandes retos a los que se enfrenta la humanidad: satisfacción
de las necesidades alimentarias mundiales, cambio climático y
agotamiento del modelo energético actual. |
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