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La biotecnología, herramienta para la competitividad del sector agrícola colombiano

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Bogota, Colombia
March 27, 2009

Source: AgroBio Colombia

Esta fue una de las grandes conclusiones a las que se llegó el pasado 24 de marzo en el Conversatorio Agroindustria, Biotecnología y Competitividad, organizado por AGROBIO, la SAC y el Consejo Privado de Competitividad.

Representantes de los gremios, la academia, la industria y entidades reguladoras del país se reunieron el pasado 24 de marzo en el Hotel Tequendama de Bogotá en el conversatorio Agroindustria, Biotecnología y Competitividad, organizado por la Asociación de Biotecnología Vegetal Agrícola –AGROBIO-, la Sociedad de Agricultores de Colombia –SAC- y el Consejo Privado de Competitividad.

Este espacio de charla y discusión tuvo como objetivo la reflexión en torno a nuestro sector agrícola: su estado actual, sus fortalezas, sus cuellos de botella y, sobre todo, la injerencia de la ciencia y la tecnología como determinantes fundamentales para el logro de su competitividad.

Teniendo en cuenta la indiscutible importancia del sector agrícola en el proceso de desarrollo económico y social de Colombia, el conversatorio buscó abrir puntos de análisis y reflexión sobre la manera en que este sector puede volverse uno competitivo, es decir, de qué manera logra avanzar en producción y productividad, asumiendo principios de sostenibilidad económica, social y ambiental.

Otra de las grandes reflexiones planteadas surgió en torno a la biotecnología. En vista de que año tras año la adopción de los cultivos genéticamente modificados ha aumentado en número de países cultivadores y en número de agricultores, tanto en nuestro país como en el mundo entero, ¿podría concluirse que la biotecnología es una herramienta importante para apalancar el desarrollo rural, económico y social del país?

Un balance del sector

Para abordar estos dos interrogantes se inició con un balance del estado actual del sector agropecuario en Colombia, realizado por el Dr. Rafael Mejía López, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia y por el Dr. Hernando José Gómez, presidente del Consejo Privado de Competitividad.

Según el Informe Nacional de Competitividad 2008 – 2009, realizado por el Consejo Privado de Competitividad, el sector agropecuario colombiano no atraviesa por el mejor momento pues ha crecido menos que la economía en su conjunto durante las últimas tres décadas. Esto se debe a varios factores o ‘cuellos de botella’ que enfrenta en la actualidad.

El sector agropecuario cuenta con bajo capital humano y falta de fuerza laboral calificada. “Colombia dice ser un país agrícola y, hoy en día, tenemos mas graduados en bellas artes que en agronomía, veterinaria y ciencias afines”, afirmó el Dr. Gómez. Según estudios del ministerio de Educación (2005) tan sólo el 2,8% de los egresados de educación superior estudian ciencias relacionadas con el sector.

Por otra parte, en Colombia, la investigación y desarrollo en el sector agropecuario es muy baja. De 127 investigadores por millón de habitantes - que ya es un porcentaje muy bajo incluso en comparación con la región (Chile cuenta con 833, Argentina con 768, Brasil con 462 y Venezuela con 206) - solo el 7,1% de ese total investiga en ciencias agrícolas. (Fuente: Banco Mundial, RICYT. 2006)

En parte, gracias al bajo grado de investigación y apoyo de ésta por parte del gobierno y/o la industria, el crecimiento reciente del sector se ha debido principalmente al mayor uso de la tierra y no por incrementos en la productividad. Y es aquí, donde la biotecnología entra a desempeñar un papel de importancia.

La biotecnología sí es una opción para Colombia

“La biotecnología vía los transgénicos responden a la necesidad de lograr una mayor productividad y rentabilidad en las actividades agropecuarias”, afirmó Gómez. En su concepto, la biotecnología es clave para enfrentar retos globales como el aumento en productividad, reducción de costos de producción y de la huella ecológica, la lucha contra el cambio climático y la emisión de gases de efecto invernadero, la conservación de la Biodiversidad y la escasez mundial de alimentos.

Además, agregó que aunque Colombia actualmente solo ha aprobado el algodón y clavel y se utilizan en menos de 100,000 hectáreas, sus resultados han sido muy interesantes y existirían posibilidades de grandes aportes en cultivos como la soya y el maíz.

Su propuesta final fue muy clara “como una política de Estado se podría buscar alianzas con los principales laboratorios para el desarrollo de variedades con impacto en productos tropicales como las flores y las frutas”.

María Andrea Uscátegui, directora de AgroBio, resaltó el crecimiento que ha tenido Colombia en materia de siembras de algodón genéticamente modificado, ya que se pasaron de 21.666 hectáreas en el 2007 a 28.000 hectáreas en el 2008.

“Podemos ver que año tras año el país avanza de manera gradual en la adopción del algodón GM, el maíz aún lo tenemos en siembras controladas y el clavel permanece con 4 hectáreas de cultivo en la sabana de Bogota”, dijo Uscátegui.

La Dra. Luz Amparo Fonseca, presidenta de Conalgodón, afirmó que para el sector algodonero esta es una tecnología de evidente crecimiento en la adopción pues en la actualidad el 71% del área nacional de cultivo de algodón de Colombia es de variedad biotecnológica.

Para Fonseca, lo fundamental de ahora en adelante es lograr un acompañamiento técnico, de capacitación y asistencia integral por parte de las compañías de biotecnología al cultivador que siembra semilla transgénica. Este es uno de los grandes objetivos a los que Conalgodón le apunta este año y que ya tuvo un gran avance al lograr un compromiso con Monsanto y el ICA en este sentido. La Dra. Fonseca también afirmó que “se debe aprender de la experiencia del algodón como producto pionero en Colombia, para poder así continuar con la incursión de nuevos productos en el mercado agrícola”

Un panel de discusión, retos de la nueva tecnología

No obstante, aunque el crecimiento de los cultivos genéticamente modificados ha sido sostenido, para el Dr. Rafael Mejía presidente de la SAC, “aún estamos muy atrasados en el país” y hay que acelerar el tema “si realmente queremos desarrollar un sector agroindustrial eficiente de cara a los tratados de libre comercio que enfrentará el sector en el corto plazo”.

Otro obstáculo al estímulo de la investigación en biotecnología y al avance de esta tecnología en el país es la falta de alineación entre la academia, el gobierno y la industria. “Sí existe capital humano para investigar, en universidades públicas y privadas, en centros de investigación del país, pero no hay apoyo del gobierno”, afirmó el docente e investigador Alejandro Chaparro.

En este sentido, Rafael Aramendis, de asuntos regulatorios de Monsanto, resaltó que era fundamental sentir el apoyo del gobierno en investigación y desarrollo y también en los procesos de aprobación. Para Aramendis, el estímulo debe ser en cadena para avanzar: incentivos a la investigación y agilidad en la aprobación de los productos, situación aún lejana en Colombia. “Tardamos casi siete años en aprobar el algodón con esta tecnología, la agilidad en la aprobación de los productos biotecnológicos es algo crítico hoy en día”, afirmó.

Para acceder a las presentaciones de Hernando José Gómez y María Andrea Uscátegui, clic aqui.

 

 

 

 

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