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Searching for soy's secret, yet promising, compounds
La búsqueda para los compuestos secretos y prometedores de soya
January 9, 2006

ARS News Service
Agricultural Research Service, USDA
Erin Peabody

You may not be a huge fan of tofu now--but there may soon be good reason to become one. Scientists with the Agricultural Research Service (ARS) in New Orleans, La., have uncovered what could be a healthier soybean, by tricking the legume into churning out a new class of impressive, health-guarding compounds.

These phytochemicals, called glyceollins, aren’t new to soybeans--it’s just that they’re absent from the soy-based foods currently on the market.

In 2001, ARS chemist Stephen Boué became interested in the elusive compounds when he and collaborators with the Tulane-Xavier Center for Bioenvironmental Research in New Orleans discovered that glyceollins could block the growth of hormone-dependent breast cancer cells in the laboratory.

Since his discovery four years ago, Boué and colleagues from ARS’ Southern Regional Research Center (SRRC) have been searching for ways to coax soybeans into pumping out the promising chemicals.

The catch is, though soybean plants naturally produce the beneficial compounds, they only do so if confronted with serious stress, like when defending themselves against disease-causing microbes or fungi in the soil.

According to ARS research leader Ed Cleveland, today’s soybeans are grown in relatively “clean” fields where farmers take many disease-avoidance measures. This means that soybean plants aren’t forced to defend themselves against attack. As a result, they don’t produce glyceollins and other possibly beneficial, disease-squelching compounds.

To mimic a microbial assault in the laboratory, Boué and Cleveland challenged just-germinated soybeans with the food-safe fungus Aspergillus sojae.

Because the young, sprouted soybeans perceive the fungus to be a threat, they produce copious amounts of the protective compounds--evident from the bright-red coloring the chemicals form as they react on the soybeans’ wound surfaces.

Boué is sharing the isolated compounds with collaborating medical researchers and is currently searching for ways to induce glyceollin production on a large scale.

For more on this research, see the current issue of Agricultural Research magazine at http://www.ars.usda.gov/is/AR/archive/jan06/soy0106.htm

ARS is the U.S. Department of Agriculture’s chief scientific research agency.


La búsqueda para los compuestos secretos y prometedores de soya

Servicio Noticiero del Servicio de Investigación Agrícola (ARS siglas en inglés)
Departamento de Agricultura (USDA siglas en inglés)
Erin Peabody, (301) 504-1624, ekpeabody@ars.usda.gov

Quizás no es un aficionado al tofú ahora-pero pronto podría tener una buena razón para ser uno. Científicos con el Servicio de Investigación Agrícola (ARS) en Nueva Orleans, Luisiana, han descubierto lo que podría ser una soya más saludable, engañando la legumbre para estimularla a producir una nueva clase de compuestos saludables.

Los compuestos fitoquímicos, llamados 'glyceollins' en inglés, no son nuevos a la soya-es que están ausentes en las comidas a base de soya actualmente en el mercado.

En 2001, el químico Stephen Boué del ARS se interesó por los compuestos escurridizos cuando él y sus colaboradores con el Centro Tulane-Xavier de Investigación Bioambiental en Nueva Orleans descubrieron en estudios de laboratorio que los glyceollins podrían bloquear el crecimiento de las células de cáncer del seno que son dependientes de hormonas.

Desde su descubrimiento hace cuatro años, Boué y sus colegas del Centro de Investigación de la Región Sureña (SRRC por sus siglas en inglés) han buscado maneras para estimular la soya a producir los compuestos químicos prometedores.

Plantas de soya naturalmente producen compuestos beneficiosos, pero solamente cuando enfrentadas con un estrés serio, como cuando defendiéndose contra hongos en el suelo o microbios que causan enfermedad.

Según el líder de investigación Ed Cleveland del ARS, las soyas de hoy en día son cultivadas en campos relativamente "limpios" donde granjeros toman muchas medidas para evitar enfermedades. Esto significa que las plantas de soya no tienen que defenderse contra ataques. Como resultado, ellas no producen glyceollins y otros compuestos posiblemente beneficiosos que combaten enfermedades.

Para imitar un ataque microbiano en el laboratorio, Boué y Cleveland desafiaron soyas recién germinadas con el hongo Aspergillus sojae. Este hongo es seguro para utilización en comidas, y de hecho es usado para hacer la salsa de soya.

Ya que las soyas jóvenes brotadas perciben el hongo como una amenaza, ellas producen una gran cantidad de los compuestos protectores-evidente al color rojo brillante que los compuestos químicos forman a la vez que reaccionan a las heridas en la superficie de la soya.

Boué está compartiendo los compuestos aislados con investigadores médicos colaboradores y actualmente está buscando maneras para inducir la producción de glyceollin en cantidades grandes.

Para aprender más sobre esta investigación, vea la edición actual de la revista 'Agricultural Research':
http://www.ars.usda.gov/is/espanol/AR/archive/jan06/soy0106.es.htm

ARS es la agencia principal de investigaciones científicas del Departamento de Agricultura de EE.UU.

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